domingo, 17 de febrero de 2013

´La música implica valores como el esfuerzo que deben estar en la sociedad´

 Su primer contacto con la tuba fue casi por casualidad, para compartir más tiempo con sus amigos de la infancia, pero así arrancó una carrera que le ha llevado por los principales centros de estudio del mundo. Tras experiencias formativas en Alemania, Holanda y Suiza, donde acudió a la Universidad y a la Escuela de Música de Lausanne, la prestigiosa Northwestern de Chicago es su último destino. "Para conseguir los sueños hay que perseguirlos. Trabajar por ellos es lo que me ha llevado hasta aquí", reconoce Hugo Portas (Meis, 1982). El joven cursa desde 2011 un máster en Interpretación bajo la tutela de Rex Martin, exalumno del reconocido tubista y pedagogo Arnold Jacobs, gracias a una beca de la Fundación Caja Madrid que obtuvo tras superar un competitivo proceso. Durante las pruebas contó con la ayuda de Alfonso Mollá, su profesor en el Conservatorio Superior de Asturias, y de la pianista Carmen Yepes. A ambos y a José Luis Turina, del comité de selección, les agradece la posibilidad de entrar en contacto con "una escuela y un estilo que han influenciado al resto del mundo".Hugo asegura que tocar con la Chicago Symphony Orchestra, una de las mejores del mundo y cuya silla para el tubista está dedicada a Jacobs, que fue su propietario durante 44 años, es otro de los "sueños" que pasa por su cabeza cada día. Mientras tanto, el músico gallego actúa con la Sinfónica de Northwestern y con su ensemble de viento, que en años anteriores estuvo nominado al Grammy.El pasado jueves ofreció un recital de tuba y piano acompañado de una intérprete japonesa –para publicitarlo utilizó una artística fotografía tomada en Cambados y que alguno confundió con Jericó– y también proyecta un concierto dedicado a la música española. "Me gusta el papel de embajador de Galicia y de España, pero que yo esté aquí con una beca ya es una gran imagen para el país", celebra.Su objetivo es volver a casa después del verano para devolver parte de todo lo aprendido: "Voy a contramarea, pero si todos nos marchamos no podremos construir una sociedad juntos. Intentaré aportar mi granito de arena y, si no puede ser, me marcharé a China o Brasil".A Hugo le apasionan por igual la interpretación y la docencia –"En Lalín tuve alumnos pequeños que eran una maravilla"– y también pretende seguir con la investigación iniciada en Asturias. "Estudié la influencia de las nuevas tecnologías en la evolución de las escuelas estilísticas de tuba en el siglo XXI. Antes eran los músicos los que viajaban a otros países e introducían sus conceptos paulatinamente, pero ahora puedes conocer a un intérprete por Youtube. Esto es bueno, pero por otra parte se pierde originalidad", explica.Hugo está convencido del poder "transformador" de la música: "Además de poder disfrutar de ella, implica valores como la cultura del esfuerzo que deben estar en cualquier sociedad y más aún en estos días de noticias bastantes pesimistas sobre gente poco modélica. La música es comparable a la danza o el deporte, te exige muchas horas de estudio para ofrecer lo mejor de ti mismo". De ahí que el tubista gallego eche en falta en nuestro país un modelo educativo musical desde la infancia como el de EE UU o Alemania. Y respecto al público, no duda en ser autocrítico. "No creo que los españoles tengamos menos cultura musical, nuestra tradición es igual o mayor, pero quizá desde el escenario no hemos conseguido transmitir todo lo necesario. También me encantaría que en España hubiese una audiencia que apreciase más el trabajo de los músicos y que, al finalizar un concierto, como me ha ocurrido aquí, se acercase un señor de 85 años que fue tubista y que conoció a los mejores", relata.Hugo ha disfrutado estos días de la visita de su hermano, que también estudia tuba en España y que no acaba de acostumbrarse a las gélidas temperaturas de Chicago. "Hace dos semanas llegamos a los –25ºC. Pero a pesar del frío la ciudad es preciosa y tiene una luz que en Galicia solo vemos durante el verano", comenta.Para un músico, Chicago está llena de atractivos, no en vano es la cuna del blues, de grandes talentos del jazz. y, por supuesto, de la música clásica: "Es un gran centro mundial. Su orquesta sinfónica compite con las de Berlín y New York. Vine aquí porque quería beber de la fuente".

Tal día como hoy en 1820 nace Henri Vieuxtemps, violinista y compositor belga http://m.youtube.com/#/watch?v=0b5Ex2CgSPI&feature=youtube_gdata_player&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3D0b5Ex2CgSPI%26feature%3Dyoutube_gdata_player&gl=ES

Tal día como hoy en 1653 nace Arcangelo Corelli, violinista y compositor italiano. http://m.youtube.com/#/watch?feature=youtube_gdata_player&v=BVM9MpCu_Jc&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3DBVM9MpCu_Jc%26feature%3Dyoutube_gdata_player&gl=ES

Viena, santuario de una larga tradición de música clásica

Viena no es solo la capital con mayor calidad de vida en el mundo sino que se autoproclama como la "ciudad de la música" por antonomasia, un título que sustenta con orgullo y que atrae a millones de visitantes cada año.La ciudad tiene en su cartelera funciones diarias en tres teatros de óperas, diversas orquestas de excelencia, como los filarmónicas o sinfónicas, el célebre Concierto de Año Nuevo, numerosos museos y fundaciones musicales para los visitantes.Además, cientos de estudiantes de todo el mundo se trasladan año tras año a la capital austríaca para aprender y perfeccionarse en sus exigentes universidades y academias musicales.Los orígenes de esta centenaria tradición musical radican en la Casa Real austríaca de los Habsburgo, que en búsqueda de atraer a los compositores más célebres del continente, consolidaron su capital imperial como centro cultural de referencia.Hasta su caída en 1918, esta familia real dominó durante siglos el centro y sureste de Europa, y en ciertas épocas también otras regiones europas como la Península Ibérica y Flandes.Ante tal dominio durante tantos años no asombra pues que se consideraran los "portadores del arte europeo", y el instrumento utilizado para exhibir su gloria y opulencia fuera la música."Solo los poderosos podían ocupar el patio de butacas durante las funciones teatrales y las óperas palaciegas. Era en actos musicales donde el escenario reflejaba la división de clases y la jerarquía social", explica la historiadora Elisabeth Fritz-Hilscher.Los Habsburgo se dedicaron a promover la música desde temprano porque "eran una dinastía muy arraigada a la vida musical", agrega.Algunos de sus emperadores incluso eran compositores apasionados o intérpretes musicales, como Fernando III, Leopoldo I o José I, recuerda la historiadora, integrante de la Comisión de Investigación Musical de la Academia de las Ciencias de Austria.La emperatriz María Teresa I (1717-1780) en ocasiones actuaba en la corte como cantante, y su sucesor, José II (1741-1790), fue un activo músico de cámara, además de un gran aficionado a la ópera.La música no se desarrolló tanto en territorios hispánicos como en los centroeuropeos, pues "por aquellas zonas, el oficio de la música no se profesionalizó", explica Fritz-Hischer.A partir del siglo XVIII los Habsburgo lograron atraer a la corte de Viena a los más ilustres compositores de todos los tiempos, como Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven o Joseph Haydn.Y fueron precisamente Haydn y Mozart quienes catapultaron definitivamente a esta capital como foco de la música europea.Les siguieron otros genios universales, como Franz Schubert, Gustav Mahler, Johannes Brahms, los integrantes de familia Strauss, o el italiano Antonio Lucio Vivaldi, entre otros.En esa época se consolidaron los denominados "viajes artísticos" que se emprendían desde todos los puntos de Europa hacia Viena para poder acercarse a los compositores famosos."Ese peregrinaje era una manera de hacer realidad el mito, de poder aproximarse a los grandes genios y estrecharles la mano o hablar con ellos", asegura la historiadora.Pero luego llegó un momento en que la corte se vio obligada a reducir costes y así comenzó a retirarse paulatinamente de la primera línea musical."La burguesía europea tomó el relevo y alteró las formas de representación, llegando a apreciar la música como algo meramente placentero, más allá de su antigua concepción de instrumento de poder", apostilla Fritz-Hilscher.También entre los instrumentos Viena ha dejado un impacto duradero, con algunos instrumentos de viento que cuentan hasta hoy con una variante específicamente austríaca, que los distinguen de sus hermanos en otras partes del mundo.Así sucede con el corno vienés ("Wiener Horn"), una trompa de auténtica rareza, utilizada solo por las orquestas de la capital austríaca y conocida por su colorido abanico de sonidos, además del fagot y el clarinete.La música es hoy un importante factor económico para Viena, con más de 12 millones de pernoctas turísticas el año pasado, muchas de ellas atraídas por la oferta musical y cultural.

EVENTOS MUSICALES